2013م - 1444هـ
Alabado sea Dios, Señor del Universo, El
Misericordiosísimo, El Compasivo, Soberano del Día del
Juicio. Doy testimonio de que no hay más divinidad que
Él, Señor de las primeras generaciones y las posteriores,
Sustentador de los cielos y de la Tierra. Que la paz y las
bendiciones sean con aquél que fue enviado como
Misericordia para el mundo. Doy testimonio de que él es
el Mensajero de Dios, que la paz sea con él, con su familia,
con sus compañeros, y con aquellos que siguen su
ejemplo hasta el Día del Juicio.
Es parte de la naturaleza de esta vida que las personas
suframos ansiedades y preocupaciones, porque este es
un mundo de pruebas, desafíos y dificultades. Por eso
entre las cosas que distinguen al Paraíso de este mundo
está el hecho de que allí no llega la ansiedad ni la
preocupación: “Allí no volverán a sufrir, y vivirán
eternamente” (Al-Híyr, 15:48).
Nada perturbará nunca a la gente del Paraíso, ni la más
ligera palabra: “Allí [en el Paraíso] no oirán banalidades ni
[palabras que encierren] pecado, sólo oirán palabras
buenas y saludos de paz” (Al-Wáqi’ah, 56:25-26,
traducción del significado).
Es también parte de la naturaleza de esta vida que las
personas debamos superar el sufrimiento y dificultades,
por diversas razones, como se ha indicado en el Sagrado
Corán (traducción del significado): “Que por cierto
creamos al hombre, y éste deberá soportar las
adversidades [de esta vida y la otra]” (Al-Bálad, 90:4). Por
lo tanto, las personas se lamentan por lo que ha sucedido
en el pasado, se sienten ansiosas por lo que sucederá en
el futuro, y sufren preocupaciones por el presente.
Las cosas que cruzan nuestra mente y nos hacen sentir
angustiados son cosas que en el pasado han causado
dolor, cosas que nos preocuparía que sucedieran en el
futuro, y que nos preocupa que sucedan en el presente.
Las personas reaccionan de formas diferentes a la
angustia y las preocupaciones, dependiendo de cuáles
son sus intereses, ya sea que la ansiedad sea continua o
no, y si tienen fe en sus corazones o son transgresores y
pecadores. Podemos describir los corazones de la gente
como de dos tipos: aquellos cuyos corazones son el trono
de Dios, llenos de luz, vida y felicidad, y toda clase de
tesoros de bondad; y aquellos cuyos corazones son el
trono de Satanás, en el cual reina la angustia, la
oscuridad, el dolor y la muerte.
Las preocupaciones e intereses de la gente también
difieren, de acuerdo a sus motivaciones, circunstancias y
responsabilidades individuales.
Un tipo de preocupación es la que puede ser descripta
como valiosa, aquella que es un buen signo, como la
ansiedad del juez o el jurista cuando intenta dar una
respuesta a las necesidades de los musulmanes,
especialmente cuando el asunto es serio y parece no
tener solución. Otro ejemplo es el interés de los líderes
por los problemas de la gente. Esto es lo que les sucedió a
‘Umar ibn al-Jattáb y a ‘Umar ibn ‘Abd el-Azíz, y a otros
líderes preocupados por su pueblo. ‘Umar ibn al-Jattáb
Las personas reaccionan de formas diferentes a la angustia y las preocupaciones, dependiendo de cuáles son sus intereses, ya sea que la ansiedad sea continua o no, y si tienen fe en sus corazones o son transgresores y pecadores. Podemos describir los corazones de la gente como de dos tipos: aquellos cuyos corazones son el trono de Dios, llenos de luz, vida y felicidad, y toda clase de tesoros de bondad y aquellos cuyos corazones son el trono de Satanás, en el cual reina la angustia, la oscuridad, el dolor y la muerte.
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C oacute mo superar la ansiedad y la angustia
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